Cuba: patria o muerte

Por Antonio Rodríguez Avellaneda

Durante uno de mis viajes a Cuba como integrante de la Brigada Solidaria de Nou Barris de Barcelona, fuimos invitados a una Cooperativa Agropecuaria compuesta por pequeños agricultores o guajiros, como allí se denomina a los trabajadores del campo. Recorrimos las diferentes instalaciones y pudimos comprobar los grandes logros de la Reforma Agraria que se puso en marcha en los primeros años tras el triunfo revolucionario de 1959. El presidente de esa cooperativa, situada en el municipio habanero de Arroyo Naranjo, se llamaba Emilio y era ingeniero agrónomo. Pues bien, además ese hombre era diputado en la Asamblea Nacional del Poder Popular y dedicaba casi todo el día al cuidado de sus tierras y de su granja, compuesta de varias clases de animales, especialmente vacunos y porcinos. Obviamente, en la granja trabajaban todos los miembros adultos de la familia.

Nos invitaron a comer en la sala donde hacen las asambleas los miembros de la cooperativa, y después del café dio comienzo un profundo debate del que tomamos parte todos los miembros de la Brigada. En su transcurso, Eva, una mujer mulata de unos sesenta años aproximadamente, se levantó de la silla y, tras una brillante y vibrante intervención, dijo que daría mil veces la vida para impedir que los yanquis volvieran a apoderarse de la isla, y que, pese a todas las dificultades y carencias motivadas por el criminal bloqueo, nunca los trabajadores, y menos aún los guajiros, habían vivido tan bien a pesar de que eran plenamente conscientes de que los imperialistas, que tan cerca estaban, no dejarían nunca de agredirles y hostigarles para impedir que Cuba y su pueblo vivan bien y puedan relacionarse a todos los niveles con todos los pueblos del mundo.

¿Quiénes son los Estados Unidos para obligar a otros países a vivir como a ellos les dé la gana o para expedir certificados de democracia? Los Estados Unidos son el país menos democrático del globo terráqueo: desde el año 1776, en que se independizaron de Inglaterra, siempre han gobernado los mismos, los poderosos, los multimillonarios. Inventaron un sistema que ha perdurado hasta ahora, donde los pobres y los trabajadores jamás podrán alcanzar un puesto en el Senado, en los ayuntamientos o en cualquier otro lugar, y evidentemente, menos aún en la presidencia de la nación. Es una falsa democracia: exterminaron a los nativos, a los pieles rojas de todas las tribus, practicaron el pillaje y se apropiaron de todos los territorios que limitaban con las Trece Colonias, que fueron la base de su posterior política expansionista. Hubo un presidente que proclamó a los cuatro vientos que América debía ser para los americanos, queriendo decir con ello que todo el continente tenía que ser para los estadounidenses. Ese presidente se llamó James Monroe.

A finales del siglo XIX, se apoderaron cobardemente de las últimas colonias españolas de ultramar, pero en la tierra que más anhelaban, que era Cuba, ya habían librado dos guerras contra España. Tuvieron que abandonarla militarmente dos décadas después, pues los cubanos, como siempre, demostraron ser un pueblo indomable, valiente e inteligente. Los españoles llegaron a enviar más de ‪300.000‬ soldados y no pudieron con los mambises. Los yanquis, cuando ya los españoles estaban derrotados militarmente, organizaron la provocación del Maine para poder justificar ante el mundo que España les había agredido hundiéndoles este barco de guerra. Después de que España se viera obligada a abandonar Cuba, los norteamericanos más poderosos se hicieron dueños de casi toda la economía de la isla, y las mafias sembraron todo el territorio, de norte a sur y de este a oeste, de casinos de juego y de prostitución. Para mucha gente del mundo, durante casi medio siglo Cuba fue conocida como «el prostíbulo de Estados Unidos». Pero, como dice una de las canciones de Carlos Puebla, cuando llegaron Fidel y los barbudos a la Habana, el 8 de enero de 1959, se acabó con la corrupción y con la tiranía de Batista, que ejercía de marioneta del Pentágono, del Senado y de la Casa Blanca. Han intentado desde entonces por todos los medios derrotar a la Revolución, pero no han conseguido nada más que fracasos, como el de abril de 1961, cuando sufrieron el más humillante y doloroso de toda su historia en Bahía de Cochinos, y eso no lo olvidarán nunca.

Los Estados Unidos han demostrado desde el inicio de su existencia que son una nación terriblemente dañina para toda la humanidad. Todas sus inmensas riquezas provienen de los expolios, tienen presencia militar en más de 130 países y espías y mercenarios por todos los continentes. Organizan y ejecutan golpes de estado y dictaduras fascistas, como la de Pinochet en Chile o la monarquía sanguinaria de Arabia Saudita, donde decapitan públicamente a la gente. ¿De qué democracia hablan? ¿De qué libertad hablan estos genocidas atacando a un país de tan sólo 11 millones de habitantes? Bloqueo y genocidio son sinónimos de lo mismo. Finalmente, quiero recordar a estos asesinos que hasta ahora son los únicos que han utilizado dos bombas atómicas contra ciudades indefensas, cuando ya Japón estaba derrotada militarmente en la Segunda Guerra Mundial.


¡Viva Cuba Socialista! ¡Patria o muerte!

¡Venceremos!

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