Pinceladas de geopolítica, por José Couso

Entrevista realizada por Aitana Sanz.

José Couso no necesita presentación. Infatigable militante por las causas justas y por la verdad ante todo, nos dedica unos minutos de su tiempo para reflexionar sobre diversas cuestiones geopolíticas que pueden poner patas arriba el tablero internacional en el futuro cercano. Desde Siria al Brexit, pasando por una primera valoración de la era Trump, nos desgrana su visión sobre algunos de los temas que más portadas han ocupado en los últimos meses, y sobre los que deberemos prestar especial atención para no perder perspectiva global y defender el internacionalismo, la paz entre pueblos y la solidaridad ante los conflictos causados por los de arriba, que solo afectan a los que estamos abajo.

 

La guerra en Siria fue desde el inicio uno de los conflictos más internacionalizados tanto a nivel de actores regionales como internacionales. ¿Cree que estamos ante el inicio del fin del conflicto? ¿Cómo valora el desarrollo del conflicto a nivel de repercusiones geoestratégicas y posible guerra nuclear?

Estamos ante el principio del fin en la fase militar. Tras un esfuerzo titánico, dónde se perdieron cerca de 90.000 efectivos, el Ejército Árabe Sirio y sus aliados ha liberado prácticamente el 95% de su territorio hábil quedando solamente en posesión de los diferentes grupos terroristas; la provincia de Idlib, algunas zonas de la frontera con Jordania e Iraq y los lugares del norte donde se asientan las bases estadounidenses que amparan los grupos kurdos. Aun así, asistiremos a una fase más centrada en lo terrorista que en lo militar y subyace el conflicto político-ideológico con esa parte de la población, estimada en torno a un 20%, que ligada a la Hermandad Musulmana no acepta una Siria multiconfesional y busca la imposición de un estado confesional sunita.

El conflicto sirio deja muchos cambios geopolíticos, en primer lugar es el quiebre de la estrategia estadounidense para destruir los estados nación árabes y sustituirlos por entidades cantonalizadas y por lo tanto débiles, como hemos visto en los casos iraquí y libio; y en segundo lugar es la plasmación real del salto del cerco al que EEUU y la UE tenían sometido a Rusia, que no sólo defiende sus intereses estratégicos en sus fronteras o áreas cercanas como Crimea, sino que da un paso más para defender militarmente sus intereses internacionales en Oriente Medio y el Mediterráneo. Es el paso de la Rusia subalterna y destruida económicamente que trajo la desaparición de la URSS, a una Rusia que cuenta de nuevo en el mapa internacional como potencia.

Es la primera vez en desde la caída de la Unión Soviética que Rusia amenaza a Estados Unidos con represalias militares si sus bases o militares eran afectados por los bombardeos en Siria. Teniendo en cuenta la asimetría de fuerzas convencionales entre Estados Unidos y Rusia, y tomando en cuenta la cada vez más normalizada doctrina, en las fuerzas armadas que poseen disuasión nuclear, del uso de armas nucleares tácticas en conflictos de este nivel, se puede asegurar que los últimos bombardeos de EEUU y sus aliados contra Siria, nos han puesto en peligro de conflagración nuclear, primera vez que se tiene conciencia de ello desde por lo menos la crisis de los misiles en Cuba.

 

Se ha hablado mucho del fin de la hegemonía de Estados Unidos, incuestionable desde el escenario de post guerra fría. ¿Considera que estamos ya ante un nuevo orden internacional? ¿Hay una hegemonía clara en todos los ámbitos de algún país o nos encontramos ante una diversidad según el ámbito militar, económico, etc.?

Lo que algunos denominan la segunda globalización y que caracterizan como el dominio unilateral del mundo de EEUU, que comenzó con la declaración de un Nuevo Orden Mundial explicitado por Bush padre tras la caída de la URSS, la Guerra del Golfo y la unificación de una Alemania que dio paso a una Unión Europea con centro alemán y encuadrada en la OTAN; comienza a resquebrajarse tras la irrupción de los llamados BRICS en 2006 y el famoso discurso de Putin en 2007 en Múnich, fenómenos que plantean abiertamente la transición a un mundo multipolar.

La emergencia de China como primera economía mundial y la mancomunación con otras naciones del ámbito BRIC para desafiar esa unipolaridad estadounidense están dando paso a un nuevo orden mundial.

De todas formas, vivimos aún en un periodo de transición en el que Estados Unidos amparado en su superioridad militar brutal, su hegemonía cultural y los instrumentos económicos y financieros que está a su servicio a nivel global, se resiste a perder su poder como hegemón mundial.

Es lamentable saber que disputas geopolíticas de este nivel provocan turbulencias económicas, comerciales y militares. Viviremos grandes conflictos hasta el reacomodo de este nuevo orden que está surgiendo.

La Unión Europea tiene muchos frentes abiertos: la crisis de los refugiados, el impacto del Brexit, su rol a nivel de potencia internacional supeditado a la OTAN… ¿Cómo ve el futuro de la Unión Europea?

La UE tiene un negro futuro. Tanto la globalización financiera como el diseño neoliberal que surgió tras el Tratado de Maastrich, que definió una Europa con centro económico alemán y supeditada geopolíticamente a los intereses estadounidense, han creado una UE profundamente desigual y con unas periferias desindustrializadas que fungen como proveedor de servicios y de mano de obra barata, lo cual ha hecho crecer el escepticismo hacia un proyecto que genera insatisfacción, sufrimiento e inseguridad.

Detrás de estos sentimientos de frustración es donde se nutre la cada vez más desafección hacia la Unión Europe, que en muchos países transita hacia la extrema derecha y en otros, hacia los movimientos de populares que empiezan a cuestionarse la existencia de la UE o el euro.

Tras el Brexit y el crecimiento de partidos abiertamente contrarios a la UE se esconden las primeras grietas de un proyecto que los grandes medios nos vendieron una y otra vez como eterno e inmutable. No ayuda mucho que la UE no tenga política exterior propia, ni que haya practicado una política interior que no es en interés de pueblos o países sino que es dirigida por elites financieras que practican el dogma neoliberal más conservador.

La UE ha fallado en muchas cosas y la desafección, los problemas en su vecindad, la crisis de refugiados, la insolidaridad interna, la austeridad como salida de la crisis de la banca privada y la precariedad como modelo social plantean un futuro muy negro para este proyecto europeo.

¿Cómo valora la estrategia de seguridad nacional de Estados Unidos (con la era Obama, más enfocada hacia el cerco a China y Rusia) con el cambio de gobierno en la era Trump?

Aunque ya lo adelantó Obama, EE. UU. tiene claro que el enemigo a batir que es China y a eso dedica todos sus esfuerzos. El cambio de eje hacia Asia-Pacífico en la mayoría de sus capacidades militares es elocuente, a la vez que por medio de la subalternidad de los países OTAN se pretende contener y cercar a Rusia.

Con Trump nos asomamos a una asunción de políticas más unilaterales y a pesar de que intentó rebajar el conflicto con Rusia para alejarla de China, los grandes poderes internos no le han dejado. A partir de ahora veremos cómo sigue el incremento del despliegue para no perder el dominio aeronaval en áreas críticas y como se lleva la desestabilización hacia las periferias de sus oponentes globales.

Las intervenciones militares han variado mucho desde los conflictos clásicos de guerras entre países, ya sea por la evolución de la tecnología (los drones), el uso cada vez más extendido de paramilitares en lugar de ejército convencional… ¿Considera que la legislación internacional en materia bélica debe adaptarse, o simplemente es una falta de voluntad política el aplicar la legislación vigente?

La privatización de la guerra ha existido siempre, pero desde la revolución en asuntos militares y la doctrina Rumsfeld ha habido una aceleración en la liberalización de extensos campos militares que antes era prerrogativa exclusiva de los estados. Una de las características más destacadas de esto, es el uso cada vez más extendido de los llamados “contratistas”, que no dejan de ser los clásicos mercenarios, y de ejércitos privados cuyas compañías tienen ya más capacidad militar que muchos países.

Es evidente que la legislación internacional se queda obsoleta ante estas nuevas formas de guerra y debe ser actualizada y ampliada para que también alcance al uso de drones o robots, nuevos instrumentos que plantean amenazas no contempladas por el ser humano como la automatización de la muerte.

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