“A todos engaña el tiempo alado y nada corre más veloz que los años”
Publio Ovidio, Metamorfosis
Cuando entré en el partido aprendí muchas cosas, algunas ya las he olvidado. Una de ellas era participar a conciencia en la elaboración del programa electoral. Hay diferentes programas uno para cada ocasión: municipales, regionales, generales y hasta las europeas. Me transformé en un militante programático. Estaba recordando el programa, programa, programa, las palabras de Julio Anguita. Perseguía al candidato para que me explicara donde estaban las propuestas, elaboradas durante los días sustraídos al descanso en un Casal de barrio. Iba por el partido en busca del documento definitivo con las ultimas enmiendas de media noche.
“Cuando los hombres no pueden cambiar las cosas, cambian las palabras”
Jean Jaurès, Congreso de la Segunda internacional, París 1900.
Hoy en día sigo participando en la elaboración del programa electoral, solo guardo el resumen, no soy tan exhaustivo como antes. El programa es el compromiso del partido con todos los militantes y activistas. Hombres y mujeres anónimos que salen a las calles, recorren los caminos, cuelgan los carteles, reparten los programas, colocan y recogen las sillas en los actos. No pedimos nada a cambio.
Algunos partidos no tienen programa, solo “cañas y barro”, pero tampoco les va tan mal pues están gobernado. Nosotros repartimos y explicamos el programa por las plazas, algunos huyen como si fuéramos testigos de Jehová. Otros prefieren las telenovelas y las series. De joven escuchaba la radionovela “Lucecita”, era un drama con catástrofes hasta el último capítulo.
“No hay otra alternativa que intentarlo, e intentarlo y volverlo a intentar”
Zygmunt Baumen
Durante la campaña duermo mal, me despierto muy temprano y algunos sueños prefiero olvidarlos. En la jornada electoral, después de entregar las actas de constitución, de cierre y los resultados de las mesas me relajo. Hemos hecho lo imposible para ganar las elecciones. Sino gobernábamos el programa no podrá cumplirse, pero ya no será nuestra responsabilidad.
Actualmente estamos oyendo diferentes voces apocalípticas de lo mal que estamos gobernado. Son como Casandra, la hija de Hécuba y Príamo reyes de Troya. Tenía el don de predecir las desgracias que le sucederían a la ciudad. Fue maldecida por el dios Apolo y nadie creía en sus profecías. No dejemos que se cumplan los pronósticos, ni en las encuestas. Solo tenemos una posibilidad: elaborar el programa con valentía, salir a defenderlo con firmeza y conseguir la unidad de SUMAR para obtener la victoria en las próximas jornadas electorales.
“Después de todo, todo ha sido nada,
a pesar de que un día lo fue todo.
Después de nada, o después de todo
supe que todo no era más que nada”.Grito ¡Todo!, y el eco dice ¡Nada!
Grito ¡Nada!, y el eco dice ¡Todo!
Ahora sé que la nada lo era todo.
y todo era ceniza de la nada.No queda nada de lo que fue nada.
(Era ilusión lo que creía todo
y que, en definitiva, era la nada.)Qué más da que la nada fuera nada
si más nada será, después de todo,
después de tanto todo para nada”.José Hierro, “Cuaderno en Nueva York” 1998.
Salud y Republica para todos, incluso para los que no quieren oír lo que se les dice.