Algo comienza a moverse en las universidades. Desde el día 7 de octubre de 2023, la mayoría de universidades españoles han permanecido en un cómplice silencio alrededor del genocidio perpetrado por el Estado de Israel. Iniciativas puntuales, aisladas y minoritarias de estudiantes, profesores y personal administrativo chocaban con la pasividad activa de los rectorados, los consejos de gobierno y con la CRUE. Cierto que las universidades ya no son representan los centros de conflictividad del pasado, pero un murmullo soterrado expresaba sorpresa por la inactividad total imperante.
No obstante, aproximadamente hace un par de meses, esta extraña espiral del silencio comenzó a quebrarse. El primer disparo de salida vino de la creación y presentación a través del diario El Salto de la Red Universitaria por Palestina (RUxP). En este artículo, los profesores Daniel Jiménez, Marta Venceslao, Elena Matamala y Manuel Delgado escribían un manifiesto atacando la desgana, la hipocresía y el oportunismo académico, intelectual y organizativo de las universidades. Un fragmento decía así:
“En lugar de admitir esas obviedades, no pocas excelentísimas autoridades se esfuerzan en censurar todo pronunciamiento en materia de derechos humanos que apele a los estatutos de cada institución. Lo hacen, curiosamente, en nombre del brillo y el esplendor de la propia institución. Muchos de esos esforzados censores son los mismos reputados señores que, sentados sobre cojines de sexenios, ocupan las alturas jerárquicas en los respectivos feudos de nuestro ilustre jardín universitario. Los menos pudorosos seguirán recordándonos que “a demócrata no les gana nadie” y que “corrieron delante de los grises” […] Semejante escenario nos coloca en el peor lugar que la historia reservará a quienes, ante un genocidio retransmitido en directo y alta definición, pudiendo hacer tanto, decidieron disfrutar de su privilegiado margen de maniobra para hacer nada.”
Parece que el llamamiento ha surtido efecto. Tras meses de preparación de la RUxP algo comienza a levantarse. Hoy, miembros (profesores, estudiantes y personal administrativo incluido) de prácticamente más de 40 universidades españoles forman parte. Y no de una forma testimonial, sino organizando grupos y actividades. El punto culminante vino el día jueves 10 de abril. Organizado durante semanas, todas las universidades participantes de la red convocaron un acto llamado “La universidad ante el genocidio”. El evento consistió en una conferencia protagonizada por Francesca Albanese, relatora especial de las Naciones Unidas sobre los territorios palestinos ocupados, que fue retransmitido en directo desde aulas de todas las universidades. De forma seguida, cada universidad organizaba su propio debate sobre la posición de sus universidades con relación al genocidio palestino. Los actos fueron masivos. En la Universidad Pompeu Fabra, poco conocida por su espíritu reivindicativo, más de 100 personas se congregaron, teniendo que abrirse dos salas de retransmisión a última hora por el desborde del aforo. 2 horas de acto que finalizo con una discusión sobre la necesidad de iniciar una ruptura de las relaciones de las universidades españolas con las universidades israelís. Las razones son claras, estas instituciones académicas israelís son no solo cómplices, sino colaboradoras activas del genocidio. Los lazos de la Universidad de Tel-Aviv con el complejo industrial-militar del Estado son ampliamente conocidas.
Poco se puede decir todavía de la efectividad de estas acciones. Pero si demuestran que una corriente crítica se mueve en el mundo a favor del fin del genocidio.
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