El pasado 25 de enero, en varias parroquias de Algeciras tuvo lugar un atentado, supuestamente yihadista, en el que un joven marroquí de 25 años armado con un machete mató a un sacristán e hirió a otras 4 personas, entre ellas, el sacerdote de la iglesia del centro de la ciudad. Se da la circunstancia que el presunto terrorista se encontraba en situación irregular en nuestro país y que además caía sobre él una orden de expulsión que todavía no se había ejecutado. Esto, ligado al hecho que el ataque se realizara en sendos templos católicos, fue utilizado por los dirigentes de Vox y sus principales voceros mediáticos como un arma arrojadiza contra todos los que ellos consideraban cómplices o incluso culpables del suceso. Sus ataques fueron dirigidos especialmente contra la comunidad musulmana en España, pero también contra todos los inmigrantes en situación irregular y contra el gobierno de España, concretamente contra el ministro de interior Grande Marlaska.
Que la extrema derecha europea y española utilice el terrorismo como arma política para generar odio contra la comunidad musulmana es lo común. En sus discursos suelen enmarcar este tipo de sucesos como una guerra entre civilizaciones (término acuñado a partir de la polémica obra de Samuel P. Huntigtone, El Choque de Civilizaciones), las cuales, argumentan, tienen formas antagónicas de concebir el mundo. También es recurrente encuadrar el fenómeno del terrorismo yihadista como la existencia latente del inicio de una nueva una guerra santa, donde se insta a las autoridades y al conjunto de la ciudadanía a retornar a los tiempos de las Cruzadas y la “lucha contra el moro invasor”. Hay que destacar que el fascismo español ya utilizó el marco de “Guerra Santa” durante la Guerra de España (1936-1939), donde el bando rebelde concebía la contienda como una lucha por la primacía de los valores cristianos y en contra de “las salvajes hordas bolcheviques”, a la vez que los soldados alzados en armas contra la legítima república asumían el papel que tiempos atrás habían ejercido los cruzados en Tierra Santa.
Estas estrategias discursivas son utilizadas principalmente para atraer a su causa a personas que aún sin estar alineadas con el fascismo o posfascismo, pueden llegar a percibir esas ideas como razonables o de sentido común. A este respecto, no se puede negar que un incremento de atentados yihadistas en España y en el conjunto de Europa podría acelerar la llegada al poder de partidos de corte extremista de derechas o abiertamente fascistas.
Aceleracionismo como posicionamiento político
Actualmente existe una vertiente dentro de la extrema derecha, en este caso sobre todo en Estados Unidos – pero no solo – , que sin ser una ideología en sí misma se caracteriza por tener un modo muy concreto de orientar su estrategia política. Estos, a partir de acciones violentas e indiscriminadas, buscan tensar al máximo las contradicciones de las sociedades capitalistas contemporáneas con el fin de desatar un caos político y social que llegue a provocar el cambio político a posiciones abiertamente fascistas (y supremacistas blancas). Este se podría producir mediante un viraje ideológico a posiciones extremistas de derecha de la élite política actual o bien a través de la sustitución de esta élite por una de ese perfil ideológico. Esta corriente ideológica es conocida como aceleracionismo.
Si bien en este artículo no se va hacer un análisis pormenorizado de esta posición política (puedes encontrar una explicación más profunda y extensa clicando aquí), es preciso destacar algunas de sus principales cualidades para así intentar dilucidar la relación que pueda existir entre Vox y esta corriente fascista.
Los partidarios del aceleracionismo son abiertamente favorables a la violencia en su forma más explícita, esto es, los atentados terroristas indiscriminados contra inocentes. En ese sentido, como se ha dicho anteriormente, el objetivo es generar miedo y caos social, para que los gobiernos de sus respectivos países acaben virando a posiciones fascistas o simplemente se desplomen por su propia incapacidad para reconducir la situación.
Los ataques terroristas pueden ir en dos direcciones distintas. En primer lugar, estarían los atentados perpetrados por miembros de los grupos de la propia extrema derecha. Ejemplos paradigmáticos de estos los tendríamos en la matanza que realizó el neonazi Anders Breivik en el campamento juvenil del Partido Laborista Noruego en el año 2011 causando 77 muertos. También el tiroteo en marzo del 2019 en dos mezquitas de la ciudad de Christchurch (Nueva Zelanda), perpetrado por Breton Terrant. Este era un ciudadano australiano de 28 años que retransmitió su “hazaña” en directo por Facebook, llevada a cabo con un fusil de asalto semiautomático, donde mató a 51 musulmanes que se encontraban en ese momento en los templos rezando. En ese sentido, no es algo baladí que Breton Terrant retransmitiera la matanza en directo por las redes sociales, ya que los seguidores del aceleracionismo, con sus actos, buscan generar un efecto mimético que desencadene una suerte de “guerra racial” en la que los ciudadanos “inconscientes y dormidos despierten de su letargo y se unan a los guerreros arios con el fin de acabar con el sionismo mundial y los aliados de estos”, es decir, personas de raza negra, comunidades no cristianas, judíos, comunistas, homosexuales, etc.
Estos ataques son perpetrados por personas individuales sin aparente conexión con una estructura organizativa formal, los llamados “lobos solitarios”, cuestión que dificulta seriamente la previsión y prevención de este tipo de terrorismo por parte de las autoridades. En cualquier caso, aun sin existir una organización en términos clásicos, estos actos están amparados por una ideología de corte fascista y supremacista. Según la inteligencia americana, este tipo de terrorismo se ha convertido en el principal problema de seguridad de EEUU.
La mayor parte de los atentados realizados por supremacistas blancos están inspirados en lo narrado en la novela publicada en 1978 por William Luther Pierce bajo el pseudónimo de Andrew Macdonald, Los Diarios de Turner. Esta obra, de temática distópica, narra las “hazañas” de un joven americano blanco, que, mediante ataques organizados, consigue derrocar al gobierno federal de Estados Unidos y en última instancia desatar una guerra racial a nivel planetario. Este es un libro muy consumido por los seguidores de esta ideología y muchos de ellos imitan las prácticas del protagonista buscando desencadenar los mismos acontecimientos y resultados.
La otra dirección donde el aceleracionismo fundamenta su existencia y ve justificada y reforzada su teoría es cuando se producen atentados terroristas de signo “contrario”. Esta versión más extrema de la teoría valora positivamente los atentados de este tipo, ya que estos, según defienden, refuerzan la unión de los propios miembros de la comunidad étnica contra todos los que ellos consideran sus enemigos, tanto internos como externos. Así, los atentados de corte yihadista, por ejemplo, no solo son utilizados para legitimar sus reivindicaciones políticas, sino que también son tomados como una suerte de señal de inicio de una nueva cruzada de Occidente contra el islam y, por ende, contra toda la comunidad musulmana.
Los posibles vínculos del aceleracionismo y Vox
Es en este último punto donde encontramos el vínculo de la extrema derecha de corte más institucionalizado, como el caso de Vox, y el neofascismo más exacerbado. En ese sentido, no cabe duda de que, tal y como demuestran las reacciones en Twitter de los principales dirigentes de Vox tras el supuesto atentado yihadista de Algeciras, estos, más allá del rédito político que pretenden sacar con la explotación de dichos hechos, en todo momento encuadran el asunto de manera muy similar a como lo hacen los partidarios del aceleracionismo. En este caso, son frecuentes los marcos que indican el inicio de una guerra entre civilizaciones, distinguiendo claramente entre el “ellos” (la comunidad musulmana) y el “nosotros” (el cristianismo y la civilización occidental en su conjunto), sin hacer una discriminación entre los seguidores de la religión islámica de perfil moderado y los radicales islamistas partidarios de la sharía.
A modo de ejemplo de esto último, a continuación, vemos unos tweets de algunos de los principales dirigentes de Vox publicaos tras el atentado supuestamente yihadista de Algeciras.
Como se puede observar en el tweet, Rocío de Meer, diputada de Vox en el Congreso de los diputados y una de las dirigentes más beligerantes con la inmigración, expone, de manera clara, como la víctima lo es por el hecho de ser cristiano. En este caso quiere mostrar que, de manera latente, existe en nuestro país existe una guerra entre religiones y que este atentado es producto de ella.
De igual modo, Santiago Abascal, líder de la formación, replica un tweet de Manuel Gavira, diputado por Cádiz y portavoz de Vox Andalucía, en el que vincula la inmigración con la inseguridad y el terrorismo islamista. Como se ha destacado anteriormente, es muy frecuente que las organizaciones de extrema derecha aprovechen este tipo de atentados para criminalizar la inmigración, en este caso, indicando directamente que se trata de una invasión islamista.
Asimismo, Jorge Buxadé, diputado de Vox en el parlamento europeo y considerado como la vertiente “falangista” de la organización, también aprovecha el suceso para hablar de una supuesta persecución a nivel mundial contra los cristianos. En este caso le sirve para señal también como culpables a las “dictaduras comunistas”.
Este mismo diputado en un tweet del 5 de febrero, indica que “toda Europa es un campo de batalla”, encuadrando el islamismo en términos de guerra de civilizaciones en la que todos los europeos, inevitablemente, estamos involucrados.
Consideraciones finales
Como se ha dicho anteriormente, estas son tan solo unas muestras de lo que han expresado por Twitter algunos dirigentes de Vox en al suceso de Algeciras. Se podrían exponer infinidad de manifestaciones públicas en estos mismos términos, no solo de estos y otras cabezas visibles de la organización posfascista, sino también de periodistas del entorno de Vox que incluso han ido más allá en sus expresiones. Odas en pro de la defensa de España y Europa y el llamamiento a la movilización social en favor a la lucha contra el islam fueron la tónica general durante esos días.
Dicho esto, en este artículo se ha expuesto la vinculación que existe entre Vox y algunas tesis del movimiento aceleracionista. Dicha vinculación se manifiesta mediante el uso que ambos hacen de la victimización como mecanismo de agregación étnico-racial y de exclusión y confrontación hacia “los otros”, a los cuales les atribuyen la voluntad de querer acabar con la cultura occidental mediante una guerra más o menos explícita. En este sentido, no es baladí que algunos dirigentes de Vox hablen abiertamente de un plan global de “sustitución demográfica” de la población europea por parte de la africana, abrazando así las tesis de el gran remplazo o el Plan Calergui, teorías defendidas también por los seguidores del aceleracionismo. En consecuencia, las diferentes extremas derechas occidentales hacen una utilización maniquea de los atentados yihadistas en suelo europeo, utilizados estos para avanzar en su particular guerra de posiciones, la cual les permite legitimar socialmente los discursos de odio o incluso, en el caso de los seguidores del aceleracionismo, las acciones de carácter violento contra los quienes consideran sus enemigos. Si bien Vox dice rechazar la violencia como medio para llegar al poder, no renuncia al rédito político que la mediatización de esta le otorga cuando se producen este tipo de atentados.
A modo de resumen, cabe destacar como el victimismo, la generación de alarma social, el señalamiento de un supuesto enemigo que nos quiere destruir como civilización y el abrazo a teorías conspiracionistas, son las principales características que tienen en común Vox y los grupos de extrema derecha que plantean el aceleracionismo como estrategia para llegar al poder. En consecuencia, no podemos situar a Vox como una organización política de orientación aceleracionista, sobre todo teniendo en cuenta que este es un partido que nace desde dentro de las propias instituciones del estado (como la judicatura y los cuerpos policiales) y, además, pretende ejercer el poder participando en el juego democrático. No obstante, se hace necesario señalar y denunciar las características comunes que une a Vox con los grupos pertenecientes a la vertiente más radical de dentro de todo el arco que forma extrema derecha mundial.
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